martes, 24 de noviembre de 2009

Un verano

Era un verano. Era el calor, el tiempo libre, la locura de los cuerpos pidiendo q algo pasara. Algo, sin saber qué. Mi amor, otro de aquellos a quienes creí mi amor y no lo fué, o lo fué y luego el subjetivo rencor me impidió verlo así, se había ido.
Y el suyo también. Él estaba solo, como antes de conocernos. Ya no era el niño delgado y tímido, era un hombre fuerte de cuerpo y de carácter. Tan solo verlo me provocaba una sensación tal q el calor del verano parecía un témpano. Sí, a cualquier mujer... o tan solo a mí? No, no era posible.
El verano, el tiempo libre. Amigos en común siempre tuvimos, desde q nacimos practicamente. Eramos el sánguche y la gaseosa: podías tenernos por separado pero siempre existíamos en la misma mesa. Así q no faltábamos a ninguna fiesta.
De pronto en una de ellas, esas fiestas de verano donde todo ocurre, el calor de nuestro interior, de nuestra pasión contenida, se liberó en forma de una hoguera, un fuego donde quemamos las soledades de ambos.
Después de todo, nunca dijimos q no quisiéramos estar juntos. Solo q no queríamos comprometernos. "Si tu amas algo, déjalo libre" dice la canción. Somos libres y nos amamos.
No le pregunté si era su primera vez ni él a mí. No me importaba o quizás prefería tener siempre esa duda antes q una certeza. No me molestaría q no lo fuera.
Fué amor, simplemente.
Fué... y la noche terminó y al poco tiempo terminó el verano.
"Si tu amas algo, déjalo libre..."

martes, 17 de noviembre de 2009

Sujetame

...hasta q alguien me tendió la mano y me levantó. Había algo en una de sus manos. No era "esa". Podría decir "esa otra" pero ya superé esa fase. Ya no tengo 15, ni soy estúpida. Al menos, no así de estúpida. En esa mano sostenía a la persona q amaba, la q ahora amaba o decía amar... lo q fuera. Pero siempre tuvo dos manos y siempre tuvo fuerza en las dos, siempre tuvo dos manos y siempre las tendrá.
Y siempre tendrá una de esas dos manos para mí, no importa lo q es´te sujetando con la otra, siempre la tendrá, aunque tenga q estirarla y hacerla de goma, la tendrá y la usará para sujetarme, levantarme y salvarme.
Salvarme de la tristeza q invade mi alma y me ciega... salvarme de mi alma q me remuerde de culpa... salvarme de mí misma...
Siempre...

Divagué...

Eran otros tiempos. 16 o 17. No recuerdo. Ya había pasado ese problema, de verlo con otra de la mano. De hecho, yo misma sentí la mano de otos sobre la mía. No por venganza... quizás el primero sí, pero no el q siguió. Por ese sentí algo, algo muy parecido a lo q sentí por él, pero a lo q llegué en menos tiempo. Pero de lo q salí en menos tiempo también.
Con mi corazoncito fuera del pecho vagué un tiempo y sufrí lloreé grité gemí por rincones oscuros polvosos olvidadosdelamanodelosdioseshijosdeputaqueseolvidarondemí...
y así me arrastré hasta q...

Con "esa"

Un camino a la escuela. Un camino q recorría siempre, quizás no el único pero era el mío. Por alguna razón era también el de él, quizás el hecho de que siempre lo recorrimos juntos en casi todo el viaje. Pero, a fin de cuentas, era de él o mío? Creo q al final no importaba. Lo malo es q ese camino, ese mismo camino, fué el q lo ví recorriendo con esa. Con ella, sí, eso dije. Dije "con esa"? No, no dije eso.En cualquier caso, lo ví: andando, simplemente, andando por nuestra calle con alguien q no era yo. Como? Sí, dije por la calle. Dije "nuestra calle"? Estás segur...? No importa.
Ya no sé lo q importa.
En mi fiesta, la fiesta más feliz, el cumpleaños más esperado, él llegó solo. Yo llegué con papá, como correspondía, con mi vestido elegante y todos me esperaban igual de elegantes pero no tan llamativos. Y él estaba solo. Por q no la llevó, si estaba tan apachuchado? Por q no se animó, de q tiene miedo? Vergüenza tiene, por eso la tenía escondida y no la llevó, porq le da vergüenza esa otra q no soy yo.
O...
...o quizás, simplemente quizás, esto q estoy sintiendo ahora y q me cierra la garganta él sabía q lo iba a sentir. Y no quiso q lo sintiera en mi fiesta.
No quiso hacerme sentir mal...
Quiso hacerme sentir bien...
Quiso mi bien...
Quiso siempre mi bien...
Siempre me quiso bien...
Siempre me quiso...
Me quiso...

Nosotros uno, hechos dos

Sería hermoso tener 15 años. Al menos eso pensé. Esperaba q en mi fiesta pasaran muchas cosas, más de las q en realidad pudieran pasar, pero así fué siempre la esperanza.
La fiesta de una chica amiga mía fué poco antes, pero no quise ir, no recuerdo por q. Lo q recuerdo es q esa misma tarde me crucé con un chico del barrio de camino a casa y de algún modo nos pusimos de acuerdo sin decirlo con palabras en q me acompañara.
Pasaron tres días. En ese corto lapso de tres días mis oidos sintieron cosas q no debían, o quizás q no querían.
Él, el chico q ocupaba mi tiempo, el espacio vacío a mi lado y en mi vida, estuvo en la fiesta a la q falté, y se divirtió con otras chicas. Se divirtió como podría haberse divertido conmigo, como si buscara q esas chicas...
Y me encontré con él. De pronto algo salió de mi boca sin freno, sin contención alguna. Creí q era como fuego, q él ardería como ardía mi garganta al dejár salir aquello, pero él simplemente me miró fijo, metió las manos en los bolsillos, y una burbuja de hielo q lo envolvía frenó mi fuego con tan solo una mirada, con tan solo pronunciar, sin esforzarse por gritar, el nombre del chico con quien caminé a casa ese día.
Yo el mar y él la noche, y cada uno reflejaba al otro. no sabíamos cual a cual.
Me pidió q caminara junto a él y así lo hice. No estaba del todo calmada, pero no podía negarle q tenía algo de razón: habíamos pasado juntos mucho tiempo. No, no era casi nada, pero era mucho en relación a nuestra corta vida. Y sería demasiado seguir tan solo un día más.
Ambos sentíamos curiosidad por otras personas, otros brazos, otros labios.
Sentíamos, y no podíamos evitarlo. Y así, quienes habíamos sido como uno solo, nos hicimos dos de nuevo.
Me sentí tremendamente mal. Él no estaba dolido, o al menos no se notaba; pero quizás estaba triste por dentro, o quizás culpable. Triste por mi, culpable por él. Quizás al reves.
Era lo mejor lo q hicimos, y digo hicimos porq llegamos a un acuerdo. Pero hacer las cosas divertidas q queríamos de ahí en más, valía acaso hacernos tan tristes en ese momento?
Me forcé a pensar q sí, y con el tiempo lo olvidé.
No, no lo olvidé. Pero no lo recordé al menos.
Adiós, amor. Te veo mañana, y serás un chico más.

Nosotros dos

Fue en otoño del 90 (no voy a decir de q siglo) cuando lo conocí. Eramos dos creaturitas flacuchas, casi sin carne sobre los huesos, sin maldad ni encima ni debajo de la piel. La época era aún inocente tanto para nosotros como para el mundo.
Salir al cine, al parq de diversiones, a perder el tiempo a la salida de la escuela, simplemente a casa de un amigo a oír música o comer torta en un cumpleaños... todo era fácil y divertido. En una semana nos pasaba un año entero de aventuras pequeñas, lokas, delirantes.
Y siempre estaba él, compartiendo algo conmigo. Y en retribución yo compartía lo suyo. Si él me veía en hockey, yo lo veía en futbol, y si él me acompañaba a un recital yo iba con él a ver una película de terror. Nos hacíamos el aguante, nos hacíamos iguales, nos hacíamos uno.
Era hermoso tener 14 años.
Era hermoso creer q esa era la adolescencia, la vida misma, la experimentación de la libertad.
Una tarde, tras una de tantas miles de cosas q hacíamos juntos, nos detuvimos. La noche era de luna llena, la vimos sin decir nada y, también sin decir nada, me besó.
Era hermoso tener 14 años, era hermoso sentir, por primera vez, ese beso. No lo hubiera esperado, pero de haberlo hecho, quizás no tendría el mismo gusto.
Era hermoso creer en q eso fuera el amor, el primer amor, en q estábamos alcanzando el fin de un camino, un punto donde llegaríamos inevitablemente.
Pero ese punto, ese lindísimo punto brillante, era solo parte de un camino mucho más largo.